Está por todas partes: nuevos “secretos” para vivir de forma saludable. Estamos siendo constantemente bombardeados por nuevos consejos y planes para que llevemos un estilo de vida más saludable. En muchos casos se trata de lo mismo: come bien, bebe mucha agua, haz ejercicio de forma regular, reduce el estrés, relájate, etc. La mayoría de estas cuestiones prácticas ya las conocemos. Pero, si eres sincero contigo mismo, ¿realmente las practicas?
Todos hemos vivido esos momentos de inspiración en que decidimos cambiar nuestro estilo de vida. Puede ser nuestro propósito de Año Nuevo u ocurrir después de leer un artículo en Internet. Por desgracia, se suele seguir un mismo patrón: un cambio radical que generalmente no dura mucho tiempo. Empezamos a beber decenas de litros de agua, a alimentarnos exclusivamente de frutas y verduras, a pasar horas en el gimnasio y, claro, nos vamos a la cama completamente exhaustos. Al principio uno se siente bien, pero resulta muy difícil mantener en el tiempo un cambio tan extremo. El cuerpo se resiente por la presión de este enorme cambio y, antes o después, uno se descubre dándose excusas para saltarse el gimnasio o para comerse unas patatas fritas. Así, solo por haber “fallado” en un aspecto, volvemos a nuestro antiguo estilo de vida con una sensación de frustración y derrota.
La próxima vez que quieras cambiar de estilo de vida, intenta hacerlo de forma escalonada. Nuestros cuerpos son vagos por naturaleza y no quieren adaptarse a nuevos cambios de un modo natural, aunque estos sean saludables. Al intentar muchos grandes cambios de una sola vez no haces sino minimizar las posibilidades de éxito. Resulta más adecuado usar el sentido común y no hacer nada extremo. La mejor manera es comenzar con un pequeño objetivo y, gradualmente, ir añadiendo otros según el cuerpo se vaya ajustando a los cambios.
El agua es el elemento fundamental de nuestros cuerpos, ya que representa prácticamente dos terceras partes de nuestro peso. Naturalmente, este suele ser el mejor y más sencillo punto de partida. Si no tomamos suficiente agua, y en su lugar nos llenamos de bebidas nada saludables, estamos minando cualquier intento de llevar un estilo de vida saludable. El agua es un elemento esencial para cualquier proceso que tenga lugar en nuestro cuerpo. Si careces del agua necesaria, o consumes, en su lugar, bebidas nocivas, es como tratar de lavar el suelo con agua sucia.
El agua distribuye los nutrientes a través del cuerpo. Sin embargo, si carecemos en nuestros sistemas del agua necesaria, los nutrientes que consumimos no pueden llegar adecuadamente a las células. Así, aunque te alimentes de la mejor y más saludable comida, si no tienes suficiente agua en tu cuerpo, algunos de los nutrientes se echarán a perder.
Otra función importante del agua es la de deshacerse de los desechos de nuestro cuerpo. Si no bebes suficiente agua, los productos de desecho y las toxinas pueden acumularse en tu cuerpo. ¿Cómo vamos a exigir a nuestros cuerpos que operen a toda máquina cuando en su interior se acumulan desechos y toxinas?
Si estás intentando perder peso, conseguirlo será una meta muy difícil si no bebes suficiente agua. Al adelgazar, el cuerpo produce incluso más desechos de lo habitual. Estos solo pueden ser eliminados de forma eficiente si bebemos grandes cantidades de agua. Podemos decir sin miedo a equivocarnos: Si no bebes agua, no pierdes peso.
Hay una regla de oro en la alimentación: aléjate de las dietas extremas. El hombre es un omnívoro y debería alimentarse como tal. Llevar una dieta sana significa una gran variedad de alimentos de forma regular. Hay personas que son capaces de alimentarse de un único tipo de comida (veganos, defensores de la comida cruda, macrobióticos, etc.), pero la mayoría de la gente que lleva este estilo de vida es consciente de la importancia de la variedad nutricional y sustituyen los alimentos que les “faltan” con otros.
Parecería que llevar una dieta sana es tan sencillo como alimentarse de las mismas frutas y verduras todo el tiempo y acompañarlo de decenas de litros de agua y pasar hambre de forma constante. O simplemente comerse todos los días una ensalada de lechuga a mediodía. Esto sería un gran error. De hecho, tomarse una ensalada de almuerzo no satisface nuestras necesidades nutricionales. Las verduras son, en cierto sentido, neutrales, a causa de su falta de grasas y su escasez de proteínas o hidratos de carbono. Contienen una gran cantidad de fibra, vitaminas y minerales beneficiosos, pero deben ser complementados mediante otros alimentos. Todas las comidas deberían ser equilibradas en la cantidad de proteínas, hidratos de carbono y grasa. Cada semana deberíamos consumir entre 30 y 60 tipos distintos de alimentos. Esto resulta mucho más complejo de lo que pudiera parecer, ya que solemos repetir las mismas comidas, pero es algo importante.
La mayoría de la gente, cuando piensa en hacer ejercicio, se imagina “machacándose” en el gimnasio. Sin embargo, el mejor ejercicio es el más natural…
Por desgracia, caminar se ha vuelto una práctica poco frecuente en nuestra sociedad moderna. La falta de tiempo libre de nuestro estilo de vida, así como lo fácil que resulta ir en coche o en transporte público, hace que no tengamos apenas necesidad de caminar. Resulta interesante que mucha gente no camina en todo el día, pero luego paga para poder usar la cinta en el gimnasio para hacer precisamente eso. Puede lograr exactamente el mismo beneficio dándose un paseo por la tarde o bajando del autobús un par de paradas antes.
Una actividad que se ha vuelto muy popular últimamente es la caminata nórdica (Nordic walking), para el que se emplean unos bastones. Se trata de una actividad excelente ya que no se ejercita solo las piernas, sino que se usan muchos músculos de la parte superior del cuerpo. Refuerza los brazos, la espalda y el abdomen. Además, puede reducir los dolores de espalda y articulaciones. Es adecuado para todo el mundo, sin importar la edad o la condición física. Dado que se ejercita el cuerpo de forma integral, también resulta fantástico para perder peso.
Montar en bicicleta no es exigente con las articulaciones, de modo que resulta ideal para gente con dolores de articulaciones o que sufren de sobrepeso. Incrementa la forma física del cuerpo en general, ayuda a perder peso y te levanta el ánimo. Montar en bicicleta fortalece, ante todo, la parte inferior del cuerpo. Por ello es recomendable combinarlo con ejercicios de la parte superior o con natación.
Es importante que no te olvides del agua cuando montes en bicicleta. Si tienes en mente un recorrido largo, deberías llevarte algún pequeño snack.
Si caminar es la forma más natural de ejercicio para nuestro cuerpo, correr es la segunda. Entre sus muchos beneficios se incluye el fortalecimiento del sistema cardiovascular, la mejora de las funciones pulmonares, el quemado de grasas, el fortalecimiento del sistema inmunológico, la formación de músculos y la reducción del estrés. Una de las potenciales desventajas de correr es el desgaste de las articulaciones. Sin embargo, un plan adecuado que comience de modo gradual y el uso del calzado correcto puede, de hecho, fortalecer las articulaciones y ayudar a prevenir la osteoporosis. Lo más importante es comprarse un buen par de zapatillas para correr de calidad y comenzar despacio. Empieza con distancias cortas a ritmo lento o alterna caminar y correr. Según te vayas acostumbrando podrás incrementar paulatinamente el ritmo y la distancia.
Nadar es una de las actividades más saludables que existen. Además de sus efectos positivos sobre el cuerpo, es un modo estupendo para reducir el estrés. La natación es una actividad muy completa, ya que se ejercita tanto la parte superior como la inferior del cuerpo. Además, es un estupendo ejercicio cardiovascular e incrementa el metabolismo, lo que ayuda a perder peso. Por si fuera poco, la natación es para todos, sin importar la edad. Incluso las personas con sobrepeso puede disfrutar de la natación, ya que el agua sustenta el cuerpo y minimiza el impacto sobre las articulaciones. Eso favorece una dinámica muy positiva, ya que se fortalecen las articulaciones y se pierde peso.
Los ejercicios de equilibrio son muy recomendables por varios motivos. Gracias a estos ejercicios podemos fortalecer nuestros músculos de equilibrio, de gran importancia, alrededor de la columna vertebral, la pelvis y las abdominales. Estos ejercicios nos ayudan a garantizar una postura correcta y a que la cabeza, la espalda y la pelvis se hallen correctamente posicionados. Generalmente no usamos estos músculos con mucha frecuencia, sobre todo si te pasas todo el día sentado en una mesa o con el ordenador. Esto provoca dolores de espalda y cuello. Los ejercicios de equilibrio pueden aliviar estas áreas que con frecuencia nos causan dolores.
La clave de la actividad física es encontrar algo que nos divierta y practicarlo de forma regular. Si no te gusta correr o montar en bicicleta, no deberías forzarte a hacerlo, ya que te conducirá inevitablemente a un fracaso. Puedes hacer otras muchas cosas que serían geniales para tu cuerpo. Yoga, pilates, incluso limpiar la casa son actividades beneficiosas. Con el tiempo, te darás cuenta de que te apetece practicarlas a diario. El hecho de que te diviertan será una señal de que estás en el camino correcto hacia un estilo de vida saludable.